domingo, 9 de enero de 2011

Su mismo idioma

El tema de la melodía seguía en mi cabeza tiempo después de que se dejara de oír. Uno de mis lobos, cansado de verme deambular por el castillo en su búsqueda, me hizo una sugerencia. Me dijo que si quería comunicarme con el que emitía la música debía hablar su mismo idioma. Así que, me senté frente al piano que había en una de las habitaciones y me puse a tocar. Toqué aquella noche y la siguiente y la siguiente. Y pasaron los días y se convirtió en una rutina. Tanto tiempo pasó que al final, acabé olvidándome de el por qué tocaba. Pero un día, vino la contestación. Un día como otro cualquiera, escuché el sonido del violín que tanto me obsesionó. Y ahora, cada noche, mi piano y su violín conversan en el mismo idioma y yo me siento un poco menos sola.

6 comentarios:

  1. Es curioso como a veces la timidez encierra el tesoro de la creatividad, y solo unas pocas veces, como ocurre con la visita de los cometas, vence su timidez y nos hace estos regalos.

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  2. Gracias, pero aunque sí tengo que reconocer que sea timida, no puedo admitir que ``esto´´ sea un regalo. Son sólo desvarios de alguien que no encuentra otra forma para desconectar del mundo.

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  3. Dije lo de ser políglota porque así imagino el idioma del violinista, ya que la perezosa pianista nos ha dejado sin más tocatas que imaginar.

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  4. La paciencia es una virtud y los pendrives más. Así que cuando te pases por mi guarida si te traes uno te paso lo que llevo escrito.

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  5. No me hables de paciencia, joven, que tú y yo sabemos que la paciencia no es tan virtuosa.

    Trato hecho.

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